jueves, 6 de noviembre de 2014

APUNTES DEL ROMANTICISMO

MARCO HISTÓRICO

1789: Revolución Francesa: expansión del liberalismo por Europa, como oposición al absolutismo monárquico.
1808: Invasión francesa de España.
1808-1814: Guerra de la Independencia.
1814-1833: Reinado de Fernando VII: Sus represiones absolutistas obligan a los liberales a salir de España.
1820-1823: Golpe de estado de Riego. Constitución de Riego. Trienio liberal.
1833-1868: Reinado de Isabel II. Alternancia en el gobierno de moderados y progresistas. Guerras carlistas, entre los partidarios de Carlos María Isidro (hermano de Fernando VII) y los de Isabel II.
1868: La Gloriosa, revolución liberal que lleva a Isabel II al exilio.
Puedes consultar un eje cronológico sobre este periodo histórico en este enlace.
CARACTERÍSTICAS DEL ROMANTICISMO
Inicialmente surge como reacción frente al poder napoleónico y su imperialismo (Congreso de Viena, 1815), con carácter conservador, arcaizante, tradicionalista y cristiano. Posteriormente, evoluciona a otro revolucionario y liberal.
Actitudes:
El Romanticismo es, sobre todo, una actitud frente a la vida, no solo un fenómeno literario. Se caracteriza por:
Culto al “yo”: Espíritu individualista, violenta exaltación de la propia personalidad.
Ansia de libertad: Reflejado en la política (derechos y libertades del ciudadano), la moral (la pasión y el instinto como única ley de vida) y los sentimientos (pérdida de la armoniosa serenidad y abandono a las más violentas emociones).
Angustia metafísica: Para el romántico la vida es un problema insoluble. Él mismo es víctima de un ciego Destino.
Espíritu idealista: Aspiraciones de un mundo superior, cristalizado en ideales (la Humanidad, la Patria, la Mujer…)
Choque con la realidad: Desengaño al no responder la realidad a las ilusiones románticas. La consecuencia es la rebelión o la huida a mundos de ensueño (Edad Media caballeresca, países orientales…). Si la huida no basta, la única solución es el suicidio.
Técnica literaria:
Libertad de inspiración:
Las viejas reglas son consideradas como trabas sin sentido.
Proclamación de la libertad literaria: el “genio” de cada uno no admite imposiciones.
El arte se enfoca a lo particular, a lo que escapa de la norma racional: se destaca lo específico, pintoresco y excepcional.
Modelos: Sostiene que cada época tiene su literatura y sus modelos
Se desprecia el planteamiento clásico (los clásicos ya no son modelos insustituibles), aunque no la antigüedad clásica.
Interés por autores y obras que alimentan la leyenda y el mito: Ossian, Romancero, Dante, Shakespeare, Lope, Goethe, Byron…
Temas:
Intimidad del poeta: Frecuentemente el poeta exhibe sus sentimientos y la literatura se llena de subjetividad.
Descubrimiento del paisaje: El paisaje proyecta y se adapta a los sentimientos del poeta (predilección por paisajes nocturnos, la luna, ruinas, mares tempestuosos, cementerios…).
Motivos exóticos: El poeta choca con todo lo que le rodea, así que, insatisfecho, huye hacia lo lejano en el espacio y en el tiempo.
Espacio: países orientales (el colorido, el exotismo) y nórdicos (la bruma, la nostalgia y sus leyendas).
Tiempo: vuelta a la Edad Media (exaltación de la tradición, valoración del cristianismos, época de ensueño y caballeresca).
Exaltación de lo nacional y lo popular: El romántico afirma su “yo” y cuanto constituye su ambiente con él (su patria, su nación y su tradición). A partir de ahí se da importancia al pueblo en cuanto sustenta las tradiciones más genuinas.
Grandes preocupaciones filosóficas y políticas: La inquietud espiritual hace aflorar los grandes temas metafísicos (Dios –incluso para rebelarse contra él–, el alma, el Destino, el sentido de la vida y de la muerte…
Estilo:
Intento de reflejar la personalidad del autor en la expresión, como consecuencia de la valoración de la individualidad.
Búsqueda de lo original, para afirmar el “yo”.
Desaparición del sentido de la perfección, del buen gusto. La expresión puede ser desigual o confusa, pero siempre es emotiva.
Se busca excitar violentamente la sensibilidad del público por medio del colorido, nuevos ritmos, sentimientos…
Estilo retórico y efectista, basado frecuentemente en el contraste (lo feo junto a lo bello, lo sublime junto a lo repulsivo).
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EL ROMANTICISMO EN ESPAÑA
Después del Neoclasicismo, en España el Romanticismo supuso un verdadero resurgimiento literario, aunque su producción no sea comparable a la de los Siglos de Oro. Con respecto a Europa, es un Romanticismo tardío, que empieza en la primera mitad del siglo XIX. Su plenitud, aproximadamente, dura unos 15 años (1835-1850), aunque continúa durante todo el reinado de Isabel II, coexistiendo con el primer Realismo.
Hay dos tendencias de diferente importancia según el momento: conservadora (que busca recuperar el pasado perdido) y liberal (de huida y negación del presente, con exaltación de las libertades). El Romanticismo alcanza a todos los géneros literarios:
Prosa:
Cuadro de costumbres:
Mesonero Romanos: Escenas matritenses.
Estébanez Calderón: Escenas andaluzas.
Larra: Artículos periodísticos (“Vuelva usted mañana”).
Narrativa (novela histórica y relato fantástico):
Gil y Carrasco: El señor de Bembibre.
G. A. Bécquer: Leyendas.
Lírica:
José de Espronceda: Canción del pirata, El estudiante de Salamanca.
Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas.
Rosalía de Castro: Escribe en gallego (Cantares gallegos, Follas novas) y en castellano (En las orillas del Sar).
Teatro:
Se da a partir de 1830.
Autores y obras más destacados:
Larra: Macías (1834).
Martínez de la Rosa: La conjuración de Venecia (1834).
Ángel Saavedra, Duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino (1835).
García Gutiérrez: El trovador (1836).
Juan Eugenio Hartzenbusch: Los amantes de Teruel (1837).
José Zorrilla: Don Juan Tenorio (1844), Traidor, inconfeso y mártir.
MARIANO JOSÉ DE LARRA (1809-1836)
Nace en Madrid, pero pasa su infancia y parte de su juventud en Francia. Ya en España, comienza su carrera periodística, con la que alcanza gran popularidad firmando sus artículos como Fígaro. Se casa con una mujer de la que acabará separándose. Se enamora de una mujer casada, pero, finalmente, su fracaso amoroso lo conduce al suicidio. Aparte de la tragedia Macías, escribe una novela histórica: El doncel de Don Enrique el Doliente. Sobre todo es conocido por sus artículos periodísticos, de costumbres, políticos y de crítica literaria. En ellos hace un análisis doloroso, certero e implacable de la realidad española del momento, en comparación con lo que en Europa. En el fondo hay en ellos un dejo amargo que revela el desesperanzado pesimismo del autor. Intenta mejorar lo español mirando hacia fuera, hacia Francia. Sin cuidar especialmente la forma, muestra una fina apreciación del los más diversos matices de la realidad española. Se muestra como modelo de lo que se entiende como individualismo romántico, difundiendo ideas románticas en los artículos.
Artículos: Vuelva usted mañana, Los toros, El castellano viejo, Nadie pase sin hablar al portero, En este país, Dios nos asista.
JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842)
Nace en Almendralejo (Badajoz) y muere, tras una vida azarosa, en Madrid. En su juventud, a causa de sus ideas revolucionarias, se ve obligado a huir al extranjero (Portugal, Inglaterra, Francia). De vuelta a España, es abandonado por su mujer, Teresa Mancha, a la que conoció en el extranjero, lo que le provoca un amargo desengaño.
En su obra, todo tiene un tono estridente y frenético. Su poesía se caracteriza por la desesperación y el entusiasmo, y el temperamento vital. Su estilo es muy variado y completo: violentamente efectista, aparatoso, retórico, emotivo, plástico, musical, aunque no siempre depurado.
Poemas breves: Himno al sol, Canción del pirata, El mendigo, El verdugo, El reo de muerte.
Poemas largos: El estudiante de Salamanca, El diablo mundo, que incluye el “Canto a Teresa”.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)
Nace en Sevilla. Queda huérfano siendo aún niño.
A los dieciocho años marcha a Madrid para triunfar como poeta, aunque nunca lo consiguió.
En Madrid, trabaja en varios periódicos, de los que es despedido, enferma y, en definitiva, llega a pasar etapas de gran penuria. Escribe artículos periodísticos, de crítica literaria, ensayos, hace de censor… Al poco tiempo de casarse, se acaba separando de su mujer. Cuando finalmente consigue algo de estabilidad, enferma de tuberculosis y muere a los 34 años.
Personalidad:
Tiene un carácter retraído y soñador. Está dotado de una aguda sensibilidad, que le hace percibir con intensidad febril la existencia de un mundo misterioso y poético, más allá de las realidades tangibles, al que aludirá continuamente en sus versos. Se le considera, al igual que a Rosalía de Castro, como romántico tardío, escribe en pleno auge del Realismo. Su obra está constituida básicamente por las Rimas, las Leyendas y las Cartas desde mi celda. En ellas muestra un Romanticismo intimista, que enlaza con el romántico alemán Heine y con la poesía popular. Las Cartas desde mi celda se caracterizan por la belleza de las descripciones de que están llenas.
Las Leyendas: En ellas tiene más peso el lenguaje poético y musical que el elemento legendario y exótico del Romanticismo anterior. Se caracterizan por la creación de un ambiente fantástico de poesía y ensueño.
Temas: El amor, considerado como pasión fatal que conduce a la muerte. El más allá, de cuya existencia da fe el pavoroso cortejo de visiones espectrales que se suceden en las leyendas.
Leyendas: El monte de las ánimas, Los ojos verdes, El miserere, Maese Pérez el organista, El rayo de luna.
Las Rimas:
Temas: La poesía y la inspiración; el júbilo amoroso; el dolor de los celos, de la desilusión, de la soledad; y la melancolía del vacío espiritual, la monotonía de la vida sin amor.
Estilo: Deja a un lado la retórica, el colorido y el estruendo anteriores y usa una forma leve y sencilla, quedando reducido lo sensorial a una vaga luminosidad y una temblorosa musicalidad. Transmite una intensa melancolía, expresada con gran contención y sinceridad. Intuye de una realidad oculta a los sentidos, que entrevé confusamente: “no sé, pero hay algo que explicar no puedo”. A través de la visión, la imagen simbólica y el sueño ofrece un mundo de realidades inefables. Su obra supone el comienzo de una línea que lleva a la obra de los poetas de comienzo del siglo XX.

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